El problema de cierta prensa, tipo Libertad Digital, El Confidencial o esta otra Web que hasta ahora desconocía, es que no es prensa. Ni económica ni de ningún tipo. Parecen basar sus noticias en fuentes del tipo “algún amigo de un amigo”, y en hechos del tipo “podría ser que muchos piensen que…”. Vamos, fuentes sólidas y hechos indiscutibles.
Así pues, parece que algunos amigos de estos periodistas digitales dicen que parece que los datos macroeconómicos españoles, y en concreto los relativos a la deuda pública, están propiciando comentarios sobre una eventual expulsión de España del Eurosistema, si no en el entorno español, sí en el europeo / internacional. Bien, pues permitidme que diga que yo, personalmente, no he visto ni sombra de semejante debate en la prensa internacional. En la de verdad, quiero decir.
Recuerdo que hace unos meses sí que hubo periodistas que, basando sus artículos en opiniones de determinados expertos, exploraron un escenario de fracaso del euro. Este planteamiento saltó a los medios cuando, en los momentos de mayor pánico durante esta crisis, los estados se apresuraron a vender a sus ciudadanos espectaculares programas de ayudas y, como consecuencia, las agencias se lanzaron a rebajar la calificación de varias deudas soberanas. En paralelo o en consecuencia, los diferenciales de interés para la colocación de estas deudas empezaron a causar tensiones - a mi modo de ver, más políticas que económicas.
Así las cosas, algunos académicos citados por la prensa pensaron que, si las diferencias se hacían más agudas, el Eurosistema se podría llegar a encontrar en una encrucijada: o bien los estados más sólidos (como Alemania y… ¿Alemania?) asumían la necesidad de ayudar a los de cuentas públicas más desequilibradas (entre los que, efectivamente, se encuentra España, si bien no es el primero en la lista), o alguien se decidía a romper la baraja. Y ese fin del Eurosistema, reconocido como escenario altamente improbable, aún sería más fácilmente instrumentado mediante un abandono del fuerte (Alemania), que mediante una expulsión de los débiles (unos cuantos).
Pasadas las aguas revueltas, o al menos las más violentas, aquellas teorías son parte del recuerdo. Todas las economías desarrolladas se encuentran inmersas en alambicadas estructuras de rescate profundamente keynesianas, y el debate se centra en cómo y cuándo volver a la normalidad para centrar de nuevo los esfuerzos en sanear las cuentas públicas. Las españolas no son ni excepción ni excepcionales, ni reciben una especial atención internacional.
Tampoco pretendo decir que no se nos mire, o que se nos vea bien. España está en la prensa internacional, y está para mal. Por dos motivos: porque el modelo de rescate no está funcionando, lo que provoca que siga inmersa en la crisis y sin perspectivas de salir en el corto plazo, y sobre todo por las cifras de paro, que vistas desde fuera suenan irreales: ¿cómo puede una economía seguir funcionando mientras se acerca a tener a una de cada cinco personas desempleadas?
En este sentido, no puedo evitar la tentación de terminar con una reflexión: si a las personas en paro añadimos las personas dependientes (sean menores o sean pensionistas, por edad o por otras circunstancias) y las que trabajan para las administraciones públicas, ¿cuál será la proporción de personas “productivas” sobre el total de la población?
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The problem with some press, like Libertad Digital, El Confidencial or this other web (also Spanish) that I did not know until now, is that they are not press. Neither economic press nor press at all. Apparently, they base their news on sources like “some friend of a friend of us” and on facts like “it seems that some think that…”. In other words, sound sources and proven facts.
So, it seems that some friends of these e-journalists say that, apparently, the Spanish macroeconomic data - and the public debt figures in particular - are triggering a discussion on an eventual banning of the country from the Eurosystem. This discussion would take place, if not in Spain, at the European / international level. Ok, let me say that I, personally, have not found any hint of such a discussion in the international press. Real press, I mean.
I remember that, some months ago, there were indeed some journalists that, basing their texts in certain experts’ opinions, put together some elements for a euro crash scenario. This idea was given space in the media when, at this crisis’ panic times, the governments raced to sell to their own citizens different large support schemes and, as a consequence, the rating agencies jumped on the rating of several public debts. At the same time, or as a further consequence, the spread of interest rates for these debts began to create tensions - I tend to think that more of a political nature than of an economic one.
In such a picture, some academics quoted by the media thought that, if the differences grew more acutely, the Eurosystem might find itself in front of a crucial choice: either the soundest countries (i.e. Germany and… Germany?) accepted that they would need to help those whose public accounts showed the worst imbalances (among others, yes, Spain, although not in the first place), or else someone might break the euro club, driving the Eurosystem to an end. And yet this end, admittedly a highly unlikely scenario, would more easily be triggered by the strong one (Germany) leaving than by the weak ones (a bunch) being banned.
After the worst of the crisis has past, at least from the mass-media panic perspective, those theories are nothing more than yesterday’s news. All of the developed economies are running patched rescue schemes, of a deep Keynesian nature, and the discussion is now how, and when, should we return to normality and focus again on balancing the public accounts. The Spanish debt data seem to be neither unique nor far beyond the others’, so they are not particularly in the international focus.
Don’t think I am saying that we are not in the media, or that they show a nice picture. Spain is in the international news, and not for praise. Two are the reasons: the rescue model is not working, causing the country to be still deep in the crisis and with no hope for the short term; and above all the jobless figures, that look unreal when read from abroad: how can any economy go on working while approaching a situation where one out of every five people is unemployed?
Therefore, I cannot prevent myself from finishing this text with a thought: if, to those unemployed, we add those other people in dependency situations (i.e. children and pensioners, either because of their age or because of other circumstances) and those who work for the public administration, which would be the percentage of “really productive” people over the total population? |